El expresidente de ERC Oriol Junqueras ha negado este lunes haber tenido cualquier relación con la estructura B de su propio partido que hacía campañas de propaganda encubierta que derivaron, por ejemplo, en los polémicos carteles que se burlaban del Alzheimer del expresident Pasqual Maragall. Su argumento es que esta estructura empezó a operar en enero del 2018 y que, por aquel entonces, él no podía participar en la gestión del día a día de la formación. “Yo hacía dos meses que estaba encerrado en la cárcel”, ha dicho.
Así lo ha explicado en una entrevista en Catalunya Ràdio, donde ha respondido a las acusaciones que le lanzó la semana pasada la secretaria general del partido, Marta Rovira, con quien mantiene un enfrentamiento por el control de la organización. Rovira ha dicho en más de una ocasión que, cuando estalló la polémica por los carteles de Maragall, Junqueras siempre estuvo informado del problema. El exlíder lo ha vuelto a negar hoy: “Nunca lo supe. Lo supe por la prensa como la inmensa mayoría de personas del país”.
Junqueras salió de la cárcel en junio de 2021 y la estructura B siguió operando como mínimo hasta principios de este año. Aun así, el expresident ha vuelto a señalar al entorno de Rovira como el principal responsable de la polémica. Aunque no ha mencionado directamente su nombre, sus dardos han sido para el exestratega del partido y exviceconseller del Govern, Sergi Sabrià, de quien ha recordado que en su día admitió que el partido contrató “mariachis” para desgastar a Junts de cara a la opinión pública.
El muñeco de la discordia
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Uno de los asuntos de esta estructura B que siguen sin aclararse es quien fue el encargado en mayo de 2019 de colgar de un puente de Sant Vicenç dels Horts un muñeco que simulaba ser Junqueras ahorcado. De nuevo una campaña encubierta para intentar generar solidaridad hacia Junqueras con una iniciativa de dudoso gusto. En las últimas semanas, exdirigentes del partido como Ernest Maragall y Xavier Vendrell han acusado, sin pruebas, al entorno de Junqueras de haber colgado el muñeco en un intento de vincular al exlíder con esta estructura B.
El exlíder de ERC ha vuelto a negar tajantemente tener cualquier vínculo con esa acción. “Lo desmiento absolutamente y no tendría que desmentir algo que es imposible”, ha dicho. Su argumento no es solo que por aquel entonces él estaba siendo juzgado por el Tribunal Supremo por la organización del 1-O, sino también porque nunca hubiera participado de una acción como esa de la que fueron testigo sus hijos. “Si alguien es padre o madre lo puede entender. Es inmoral hacer algo así. Insinuar este tipo de cosas está fuera de lugar”, ha concluido.
La relación con el PSC
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Las primarias de ERC para dirigir el partido están tan al rojo vivo que la campaña se basa, fundamentalmente, en acusaciones cruzadas entre la facción de Rovira y la de Junqueras. Es por esto que cada intervención de una parte y de la otra se basa en intentar desmontar las críticas del otro. El exlíder de ERC ha negado haber pactado con el PSC que varios cargos republicanos se quedaran en el Govern de Salvador Illa, o también haber negociado la entrada de ERC en el ejecutivo municipal de Jaume Collboni a escondidas de una parte de la organización. “No. Así de claro”, ha expuesto.
Eso sí, Junqueras ha insistido en no querer aclarar qué votó en la consulta interna del pasado mes de agosto en la que el partido preguntó a sus militantes si debían votar a favor de la investidura de Illa. El resultado fue ajustado -53% a favor por el 44% en contra- y el exdirigente republicano nunca ha revelado cuál fue su posición. Su temor es que, si se pronuncia, moleste a una parte de los militantes en una cuestión que divide a la organización. Hoy ha vuelto a esgrimir que había “muchas razones para votar que no”, pero ha insistido en que “no es relevante en este momento” decir cuál fue su opción.
Reunión con Rovira
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Pese a todo el cruce de reproches entre ‘junqueristas’ y ‘roviristas’ que vive en el partido desde de mayo de este año, el exlíder de ERC ha abierto la puerta a verse cara a cara con la secretaria general. “Estoy dispuesto a reunirme con todo el mundo y con Marta Rovira nos unen cosas muy importantes“, ha expuesto. Eso sí, ha lamentado que hay quién basa su campaña en el “reproche perpetuo” y en reclamarle que abandone la carrera por volver a presidir ERC. “Quieren prohibir que me presente”, ha dicho.
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Además, ha aprovechado la ocasión para reivindicar su papel en los días decisivos del ‘procés’ de octubre de 2017. Lo ha hecho ante las voces críticas de su propio partido que le acusan, por ejemplo, de haberse escondido en Montserrat el día que el Parlament aprobó la declaración unilateral de independencia. Junqueras no ha negado que estuviera allí en ese momento y ha dado a entender que fue porque buscaba una “mediación” de la iglesia católica.