The relationship that did not work and ended with a dismembered and burned man


En dos semanas se esfumó el idilio inicial que había surgido a través de internet. Cristina y José contactaron en un chat de citas y enseguida encajaron en esa relación a distancia. Ella, que tenía entonces 25 años, estaba divorciada y residía en Rabiño, una aldea del municipio ourensano de Cortegada. Él, unos treinta años mayor, era viudo y vivía en Cataluña. La buena sintonía por el móvil —comenzaron a hablar por WhatsApp el 9 de agosto de 2021— los animó a verse en persona. Aquella decisión truncó para siempre la vida de José. El día 20 de ese mes, cogió un avión desde Barcelona a Peinador. Allí lo esperaba la joven. Juntos se desplazaron a Rabiño.

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